La hipótesis del
cerebro en una cubeta tiene sus inicios en “Las meditaciones metafísicas” de
Descartes, en donde el filósofo nos propone la teoría de que quizás hemos sido
creados por una deidad que nos exige a mentirnos metódicamente, es decir que
orientó nuestra naturaleza para hacernos creer que estamos en la verdad, cuando
en realidad estamos en un error, según Descartes, esto ayudará a dicha deidad a
saber si algo es absolutamente indudable.
Con el tiempo
surgieron historias de ciencia ficción como “El cerebro de Donovan” o “Matrix”,
que tratan de manera diferente la misma hipótesis.
En términos generales, el experimento consiste
en un cerebro colocado en una cubeta en donde recibirá la programación de una
realidad virtual que será capaz de emular todas las sensaciones humanas a
través de una computadora en su afán de sintetizar y prolongar la vida humana.
¿Somos
cerebros envasados?
No sé realmente si somos cerebros envasados (y aun la
afirmación o negación de dicho tema no me exentaría de ser, en efecto, un
cerebro envasado) pero es un hecho que, suponiendo, fuera verdad podríamos hacer
un interminable análisis de la relación cerebro – tecnología, es decir, que tan
“controladas” podrían ser realmente
nuestras decisiones y aún más allá nuestras emociones. Intentaré poner de
manera más explícita mis incógnitas: supongamos que la máquina que controla
todo lo que vemos, pensamos, olemos, etc. Nos hace creer que hemos conocido a
alguien especial, entonces, las emociones que adornan la situación ¿También son
creadas? ¿No tomamos decisiones? ¿Todo, absolutamente todo es controlado? Y si
esto fuese afirmativo, ¿qué sentido tendría entonces la continuación de las
necesidades básicas? ¿No sería todo más fácil eliminando el proceso de
digestión, por ejemplo? Pero, siendo todo más fácil, ¿qué sentido tendría
mantener un cerebro vivo, un pedazo estorboso de masa encefálica, sino el
estudio de las reacciones del ser humano ante diversas circunstancias que se
asemejaran en medida de lo posible a lo que sería la realidad?
Pero basta del análisis de las preguntas respecto al
núcleo del tema, vamos a aderezar un poco la situación, haciendo una suposición
completa al respecto, porque además de lo que dicha máquina pudiera controlar,
tendría que haber seres externos al poder (sigo sin creer en la invasión
tecnológica con un millón de Wall-e´s, es decir, robots que piensen y sientan
sin necesidad de comandos humanos), estos seres que controlarán las
computadoras, ¿con que intención lo harán? ¿Ciencia, humanismo, diversión?
¿Cuál será el verdadero fin de todo esto? ¿Será acaso el rescate de lo que en
el futuro será “la antigua civilización”? ¿Seremos controlados por mutantes, la
evolución de lo que somos aquí y ahora?
Sea como sea, pretender contestar a la pregunta que lleva
como subtítulo éste texto, es absurdo y sin embargo tendremos durante algunas
horas algo que pensar.