viernes, 20 de abril de 2012

EL CEREBRO EN UNA CUBETA


 La hipótesis del cerebro en una cubeta tiene sus inicios en “Las meditaciones metafísicas” de Descartes, en donde el filósofo nos propone la teoría de que quizás hemos sido creados por una deidad que nos exige a mentirnos metódicamente, es decir que orientó nuestra naturaleza para hacernos creer que estamos en la verdad, cuando en realidad estamos en un error, según Descartes, esto ayudará a dicha deidad a saber si algo es absolutamente indudable.
  Con el tiempo surgieron historias de ciencia ficción como “El cerebro de Donovan” o “Matrix”, que tratan de manera diferente la misma hipótesis.
  En términos generales, el experimento consiste en un cerebro colocado en una cubeta en donde recibirá la programación de una realidad virtual que será capaz de emular todas las sensaciones humanas a través de una computadora en su afán de sintetizar y prolongar la vida humana.


¿Somos cerebros envasados?

No sé realmente si somos cerebros envasados (y aun la afirmación o negación de dicho tema no me exentaría de ser, en efecto, un cerebro envasado) pero es un hecho que, suponiendo, fuera verdad podríamos hacer un interminable análisis de la relación cerebro – tecnología, es decir, que tan “controladas” podrían  ser realmente nuestras decisiones y aún más allá nuestras emociones. Intentaré poner de manera más explícita mis incógnitas: supongamos que la máquina que controla todo lo que vemos, pensamos, olemos, etc. Nos hace creer que hemos conocido a alguien especial, entonces, las emociones que adornan la situación ¿También son creadas? ¿No tomamos decisiones? ¿Todo, absolutamente todo es controlado? Y si esto fuese afirmativo, ¿qué sentido tendría entonces la continuación de las necesidades básicas? ¿No sería todo más fácil eliminando el proceso de digestión, por ejemplo? Pero, siendo todo más fácil, ¿qué sentido tendría mantener un cerebro vivo, un pedazo estorboso de masa encefálica, sino el estudio de las reacciones del ser humano ante diversas circunstancias que se asemejaran en medida de lo posible a lo que sería la realidad?
Pero basta del análisis de las preguntas respecto al núcleo del tema, vamos a aderezar un poco la situación, haciendo una suposición completa al respecto, porque además de lo que dicha máquina pudiera controlar, tendría que haber seres externos al poder (sigo sin creer en la invasión tecnológica con un millón de Wall-e´s, es decir, robots que piensen y sientan sin necesidad de comandos humanos), estos seres que controlarán las computadoras, ¿con que intención lo harán? ¿Ciencia, humanismo, diversión? ¿Cuál será el verdadero fin de todo esto? ¿Será acaso el rescate de lo que en el futuro será “la antigua civilización”? ¿Seremos controlados por mutantes, la evolución de lo que somos aquí y ahora?
Sea como sea, pretender contestar a la pregunta que lleva como subtítulo éste texto, es absurdo y sin embargo tendremos durante algunas horas algo que pensar.

sábado, 6 de agosto de 2011

Un te quiero tardío…

Me sorprende la tristeza de una pérdida, sin saber exactamente qué fue lo que perdí, si nunca he tenido nada en realidad… el viento me susurra algo que no puedo descifrar entre esta tormenta de pensamientos, sentimientos y silencios tan escandalosos. Tanta gente, cientos de miradas, miles de palabras girando alrededor de mi, nada tiene sentido ¿Qué se me ha ido? ¿Por qué este gran vacío? De nuevo ese viento que trata de hablarme, no lo puedo entender. Una lágrima tras otra y un vacío reina en mi interior. Pasea su imagen en mi mente, despierto y no está más… no está más. Me detengo y ahora lo puedo escuchar, lo puedo entender –Nada es por siempre.
Él se marchó, su alma se liberó, pero hay algo de mí que salió buscando consuelo y no pretende regresar. En mi mente se quedan sus palabras junto al recuerdo de algo que nunca existió, pero duele como si lo hubiera vivido. No pretendo que el mundo entienda mi dolor porque yo misma no lo entendía, pero comprendí que no lo extrañaba yo, sino mi alma: no ha sido el cuerpo quien estuvo cuando sonrió, sólo fue el que desde otro lugar suspiró y permitió que las pupilas se inundaran por esa sensación de felicidad; no, no fue el cuerpo el que se sentó junto a él a ver por una ventana la lluvia, esa era mi alma, pero fue el cuerpo el que se estremeció de frío desde algún otro lugar; mi alma recibió cada beso de despedida, sin embargo fue la piel la que se turbó como percibiendo su calidez. Pude comprender por qué de pronto me hizo tanta falta, por qué de pronto lo extrañé tanto. ¡Olvidé mencionarle cuánto le quise! Es que ni yo misma lo sabía. Y su enamorada, nunca fue una mala mujer, eran mis celos de que le tenía, ¡Y hasta ahora lo supe! ¡Hasta ahora me di cuenta! Tenia que perderlo para darme cuenta, y sin embargo agradezco a Dios porque Él sabía que de haber estado en el lugar de ella, me hubiese muerto con él del dolor. Tuve que verlo en el límite para encenderle una vela a cada santo y rezar tanto por él, tuve que ver ese féretro y saber que él estaba ahí, ya sin vida, para decir -Te quiero-.
 Tuve que llorar para sanar el vacío que quedó después de que perdí ese "nosotros" que nunca existió.

jueves, 7 de abril de 2011

RECUERDOS…



Esos impostores que me roban un suspiro y que se pasean por mi mente jugando con mi cordura al gato y al ratón…
¿Cómo sacarlos de mí? ¿Cómo, si se pasean cuales viles fantasmas errantes por los laberintos de la memoria? ¡DETENGANSE! Grito en un intento desesperado de eliminarlos para siempre.
-Hoy- me digo a mi misma. Hoy es el día en que dejaré que todo acabe. No recordaré nada más, no me haré más daño, no seré protagonista de este martirio innecesario.
Pero antes de partir para siempre, disfrutaré de todo ese dolor y ese placer que produce un recuerdo, sólo una vez más.
He fracasado, de nuevo recordé lo que pretendía olvidar. Sé que has fracasado en tu intento por olvidar todo aquello, cada recuerdo: el rencor, el dolor, la ira, la impotencia ante todo lo que te trajo hasta este punto en el que estás. No es llegada ni partida, tan sólo es un punto en la nada.
También fui  parte de la nada, también soñé con ser todo lo que los demás no son. Seamos… simplemente seamos. Dejemos los recuerdos perturbadores atrás para avanzar, salgamos de cada hoyo profundo, de la manera más sencilla: profundizando en nuestro ser.
Saca todo lo que encuentres que creas te puede dañar, todo lo que ya no te sirve. Sólo entonces dejarás entrar lo que Él manda a tu vida para que vivas en paz. ¿Feliz? Nunca serás feliz, no aquí. Siempre habrá alguien que quiera turbar tu vida y, en tu calidad de humano, lo logrará. Así pues, limítate a buscar tu paz. Encuéntrala, desechando los malos recuerdos.

jueves, 24 de marzo de 2011

ESPERANZA




"La esperanza es el sueño del hombre despierto"
Aristóteles


La esperanza es un anhelo, es fe. La esperanza es sabia porque espera, porque es paciente, nos vuelve humildes pero fuertes ante las tormentas. La esperanza es aquel sueño que aún espero ver realizado.
La esperanza nos interroga en el momento de flaqueza, nos pregunta ¿cuál es el sueño que dejarás volar cuando caigas?, ¿Cuántos nos quedan para continuar? Y dudamos si es el camino que hemos de seguir y nos preguntamos si la osada locura ha tomado posesión de nuestro “yo”, mientras la esperanza agoniza…
¿Cuánto? ¿Cuánto más habrá que esperar? Perversa inquietud.
Es ahí en donde agoniza, con cada beso incierto, con cada caricia hipócrita a la “nunca perdida” esperanza, la vamos matando y esa siniestra debilidad que caracteriza nuestra vana condición humana logra que poco tiempo, muy poco tiempo después… la esperanza haya muerto. Fin, no hay más. ¡A buscar culpables! Con rapidez asombrosa para lograrlo.
Pero resucita, la esperanza resucita en cada beso seguro, con cada caricia digna, con cada pedacito de fe, con cada sueño siempre vivo… pero no nos equivoquemos, porque todo eso… no fue obra nuestra… sino de alguien más, ¿Quién? Interesante pregunta…
Pero ¡claro!, los agradecimientos son para mi… ¡Yo siempre lo supe! ¡Yo jamás perdí la esperanza!… Qué gran error. Nunca fuimos nosotros.
Qué tristeza haber dudado, qué debilidad haber caído, qué vergüenza haber mentido, que cobardía haber huido de esto a lo que llaman realidad.

jueves, 17 de marzo de 2011

BIENVENIDOS

“Es más alegre que una bienvenida y más triste que un suspiro”
Donald B. Blanding

Más alegre que una bienvenida, más triste que un suspiro…   así se ha vuelto mi vida, lo que no logro contestar es: ¿qué suceso provocó tanta rareza, tan contrastantes estados, tan confusos pensamientos? Si notáramos con anticipación ese punto en el que empezamos a buscarnos y tan sólo nos perdemos…  cuán ciegos nos volvemos para no ver quiénes somos, para no ver nuestras fallas, cuán débiles nos volvemos para no cargar con los errores, para no lidiar con esos seres a los que llamamos queridos (y digo llamamos porque no somos capaces de demostrarlo), la mente se vuelve astuta y finge no saber, porque ¡CLARO! No hay ser más inocente que el que ignora su maldad, huimos de todo y de todos… y terminamos huyendo de nosotros mismos.  La cobardía surge de repente, porque la maldita soledad que hemos creado a nuestro alrededor  ¡oh, ironía!: No sabe estar sola, ¿y hacia dónde nos dejamos llevar? Sí, ahí, donde nos comen los gusanos, donde la desesperación es costumbre, donde mi refugio es el vicio de cualquier cosa que aparezca en las temibles calles de una ciudad que dice ser civilizada.
Me he encontrado… ¿te has encontrado? Espero podamos coincidir en alguno de esos sucesos inesperados.